Como empresario estás listo para reiniciar tus actividades, pero con la preocupación de proteger a tus trabajadores frente al Covid19. El tapabocas es un escudo de protección efectivo. Elige el más adecuado para tu gente y para tu economía.
Ahora que las empresas retoman lentamente sus actividades, lo hacen con el afán de recuperar sus finanzas pero también con la preocupación de proteger a su gente frente al Covid19.
Medidas como el lavado de manos, la desinfección del área de trabajo, el uso de antibacterial y el distanciamiento mínimo de dos metros entre funcionarios, empiezan a ser adoptadas juiciosamente en fábricas, construcciones, almacenes y supermercados, entre otros.
Sin embargo, es el tapabocas el que permite una protección de primera mano al impedir que las partículas de agua emitidas al hablar, toser o estornudar, caigan sobre el rostro de otras personas y, en caso de ser portadores de virus como el Covid19, las contaminen.
Ahora bien: no todos los tapabocas son adecuados para todas las personas. Empecemos por decir que los desechables (el famoso termosellado de tres capas que promociona el Gobierno Nacional), son para uso exclusivo del personal médico. Son los que se utilizan en cirugía o al momento de revisar a un paciente.
Otro tanto ocurre con El N95, un tapabocas de gran demanda en la actualidad debido a que ofrece una excelente protección. Además es lavable y reutilizable. Precisamente por este motivo tanto la Organización Mundial de la Salud como el Ministerio de Salud nacional han ordenado que su uso esté destinado exclusivamente para el primer frente de ayuda ante el Covid19: médicos, enfermeras, auxiliares, y personal de aseo de clínicas y hospitales, que son los más expuestos al virus y ponen en mayor riesgo su vida.
Cada vez que una persona que no pertenece a los grupos de atención médica adquiere un tapabocas termosellado tres capas o un N95 para su uso personal, le está quitando a un médico o a una enfermera un elemento de protección indispensable para su labor de salvar vidas.
Además no tiene sentido hacerlo, ya que en Colombia existe una importante oferta de tapabocas que garantizan una excelente protección frente al Covid19, disponibles además a precios bastante acequibles. Y este es un factor a considerar por parte de las empresas, que hoy deben hacer importantes inversiones no sólo para dotar a sus trabajadores con este elemento de protección, sino para cumplir con los protocolos de bioseguridad exigidos por el Gobierno para regresar a la actividad productiva.
Las alternativas son variadas. Hay tapabocas de una capa, desechables, elaborados en tela antifluidos, que cumplen a cabalidad con la misión de aislar líquidos y gérmenes. Para comprobarlo basta con hacer la prueba de rociar la capa exterior con un aerosol y verificar que el líquido no pase al otro lado.
De igual manera están los de dos y tres capas, termosellados o cosidos, fabricados también en tela antifluidos, y que además son lavables y reutilizables. Pueden ser del tipo quirúrgico o mascarilla, garantizan una respiración cómoda, protegen tan efectivamente como los destinados exclusivamente al personal de la salud, y pueden ser utilizados hasta tres veces por persona.
La gran virtud de estos tapabocas, además de la protección que ofrecen, radica en su economía. Mientras un empresario debe invertir en un trabajador que labore 6 días a la semana, un promedio de 26 tapabocas desechables al mes, en el mismo período de tiempo y para la misma persona destinará tan sólo 9 tapabocas lavables y reutilizables.
En cuanto a los N95 el ahorro también es considerable, ya que mientras un tapabocas tipo mascarilla corriente, que ofrece una excelente protección, puede tener un valor en el mercado de $2.000 por unidad, el N95 oscila entre los $7.000 y los $15.000. Si multiplicamos este valor por, digamos, el número de trabajadores en una ferretería, la inversión para los empleadores puede alcanzar cifras elevadas. Y en estos tiempos de emergencia económica, cada peso ahorrado en una empresa cuenta.